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Crisis

Colapsé. Colapso cardioencefalorrespiratorioexistencial. En verdad no fue tanto, pero nunca me había pasado algo así. Comenzó hace una semana más o menos: heredé de mi padre el tema de las jaquecas, así que las tengo como de los 6 años, pero al contrario de él se me pasan en el mismo día y tomándome una mísera dipirona. Pero la huevá no se me pasó en todo el fin de semana y tuve que ir con el hachazo a la U.

Y como se trata de mí, algo bizarramente bochornoso tenía que pasar. A todo esto, cuando me dan los hachazos tengo que dormir con cortinas cerradas y sin ruido alguno para lograr mitigar el dolor... si no, empeoro y vienen náuseas y quizás qué otros síntomas más [que no me he tomado la molestia de averiguar]. Bueno, la cosa es que un día iba uno de esos viejos secos que de repente van a las universidades a hablar sobre sus caldos de cabeza, y no podía faltar porque servía como materia para un curso. Ese día en la mañana no me sentía tan mal así que partí no más... y fue así como aprendí que los vómitos vienen cuando uno menos lo espera.

Sentado en el "salón" como uno más del público, comencé a experimentar los síntomas previos: mareos, sudoración fría y mirada perdida. Tan patéticamente evidente era mi estado que mi compañera de al lado, que sabía que estaba medio enfermo, dio un salto y me dijo algo así como:

"¡Estai súper pálido! ¿Por qué no te quedaste
en tu casa?"

"Porque cuando
decidí venir no tenía idea que me sentiría así"


Además que de verdad me interesaba esa conferencia, y no iba a dejar que un inoportuno malestar me viniera a cagar la onda. En ese momento me puse a pensar en cómo cresta mi papá podía lidiar con las jaquecas por lo menos 340 días al año y aun así cumplir con sus compromisos. ¿Y por qué yo no? Así que me armé de valor y me empecé a dar ánimo: "Ya huevón, te aguantai no más".

"¿Estás bien?"

Asentí con la cabeza. "Me siento un poco..." En ese momento ya estaba con la vista un poco perdida. "Estoy bien", dije finalmente para no preocupar a mi amiga. A esas alturas aun pensaba que mi mente podría doblegar a mi cuerpo.

La conferencia era realmente interesante, lástima que producto de la energía que demandaba mi lucha interna lograba poner atención a la mitad de lo que se decía. Y como este tipo de malestares son fuertemente condicionados por la cabeza más que por el cuerpo [bajo mi punto de vista], a medida que se acercaba el final las ganas de vomitar se acrecentaban irreversiblemente. Así que no aguanté más y dije con una voz inexpresiva y medio en trance:

"Oh... creo que voy a vomitar..."

Lo más insólito fue que un tipo X que estaba al otro lado de mi asiento, notablemente aburrido y creyendo que me refería a la charla del viejo me dijo: "Te apoyo"

¡Te apoyo! Si mi condición hubiera sido la de mero observador de la situación me hubiese retorcido de risa al instante. Entretanto mi compañera puso una cara que nunca olvidaré, pensaba que saldría arrancando hacia la salida más cercana, pero sorprendentemente se quedó ahí como tratando de buscar algo. Después entendí que lo que buscaba era una bolsa o algo que sirviera y no una puerta como pensé. En ese mismo momento el viejo había terminado y todos comenzaron a aplaudir y a pararse. Yo no reaccionaba a nada, no sabía qué cresta hacer y mi noción de la realidad se estaba nublando cada vez más, mi mente estaba completamente desconectada.

Cuando trataba de hacer lo imposible para que no ocurriese lo peor que me podría pasar en una situación como esa y tratando de evitar que me recuerden en la Universidad de por vida por aquel día, mi compañera me agarró del brazo y me dijo:

"Ya, vámonos"
"¡No puedo!"

Justo cerca de ella estaba su cartera abierta en el suelo y sin pensarlo 2 veces me la acerqué a la cara y tuve que usarla para vomitar. El hecho fue tan rápido que al segundo siguiente dejé la cartera donde estaba y ya me encontraba de pie aplaudiendo. Noté con gran alivio que, al parecer, nadie excepto mi compañera se había percatado de la situación, y me miraba con una cara aun más indescriptible que la anterior:

"Perdona, perdona, te juro que te compraré
otro bolso"


Pensaba que su cara era como esperando una buena disculpa, pero mientras seguía aplaudiendo me dijo:

"Bueno, pero no era mío"

Oh, no... Le devolví la mirada con la misma cara [o peor que la de ella], luego los 2 miramos el objeto del crimen y descubrí con horror que la cartera era de una de las ayudantes del ramo que tomaría esta conferencia como materia de prueba. Y estaba sentada delante de mi compañera.

Como ya dije, estas huevadas solo me pasan a mí.

LosDinosauriosTambiénSueñan

"Y cuando despertó, el dinosaurio seguía allí"

Rondaba tras la ventana tal y como sucedía en el sueño. Miró a través de la reja: ya había arrasado con toda la ciudad, menos con la casa del hombre que recién despertaba entre maravillado y asustado. ¿Cómo podía esa enorme bestia destruir el hogar de su creador, de la persona que le había dado una existencia concreta? La criatura no estaba conforme con la realidad en la que estaba, prefería su hábitat natural: las películas, las fotos de las enciclopedias, los museos... Prefería ese reino donde los demás contemplaban y él se dejaba estar, ser, soñar...

Entonces, cuando despertó, suspiró aliviado: el dinosaurio ya no estaba allí.